Las empresas en México destinan mucho menos presupuesto a la seguridad en el lugar de trabajo de lo que lo hacen sus homólogos en Estados Unidos y en Europa. En cifras, esto se traduce en una inversión de la utilidad que representa sólo en 5 por ciento de ésta, mientras que en aquéllos países llega hasta el 10 por ciento y, en ocasiones, incluso más allá.
No todas las industrias representan el mismo nivel de riesgo para sus empleados, por lo que el monto que se maneja como promedio varía dependiendo de qué industria se trate. Lo que sí queda de manifiesto es que la cultura de la seguridad todavía dista de los niveles ideales en nuestro país.
Parte del problema consiste en que muchos empresarios consideran innecesario “gastar dinero” por este concepto, ya que muchas veces no se llegan a utilizar los seguros contratados. Lo que estos empresarios necesitan comprender es que no se trata de un gasto sino de una inversión ya que, en el caso de que sí se presente un siniestro o incidente, el costo por daños y reparaciones pude llegar mermar de manera considerable las utilidades de la empresa.
La reciente explosión en la torre B2 del complejo de oficinas de Pemex en la Ciudad de México encendió el botón de alarma en muchos sectores, a pesar de que las instalaciones no son de uso industrial y de que las autoridades de la paraestatal niegan que el estallido se haya ocasionado por un deficiente manejo del mantenimiento y la seguridad del edificio.
Es importante que las empresas cuenten con planes de prevención y con reglamentos que incorporen las exigencias mínimas de seguridad en todas sus plantas industriales. De este modo se reduce de manera considerable el riesgo derivado del manejo de sustancias peligrosas y de maquinaria pesada y especializada.
Por otra parte, también es necesaria la capacitación continua del personal, pues son ellos, los trabajadores, quienes están más expuestos a los riesgos de trabajo. Contar con condiciones seguras para laborar no sólo es un derecho sino que además se ha demostrado que desempeñar las actividades en un ambiente seguro aumenta la productividad y, por lo tanto, los ingresos.
Otras acciones que pueden ayudar a mejorar la cultura de la seguridad es conocer los planes de las aseguradoras, tanto para cubrir daños a los trabajadores como para evitar pérdida catastróficas de capital en caso de que ocurra un accidente.
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