Se
llama protección contra incendios al conjunto de medidas que se
disponen en los edificios para protegerlos contra la acción del fuego.
Generalmente,
con ellas se trata de conseguir tres fines:
- Salvar vidas humanas
- Minimizar las pérdidas económicas producidas por el fuego.
- Conseguir que las actividades del edificio puedan reanudarse en el plazo de tiempo más corto posible.
La salvación
de vidas humanas suele ser el único fin de la normativa de los diversos estados
y los otros dos los imponen las compañías de seguros rebajando las pólizas
cuanto más apropiados sean los medios.
Las medidas
fundamentales contra incendios pueden clasificarse en dos tipos:
- Medidas pasivas: Se trata de las medidas que afectan al proyecto o a la construcción del edificio, en primer lugar facilitando la evacuación de los usuarios presentes en caso de incendio, mediante caminos (pasillos y escaleras) de suficiente amplitud, y en segundo lugar retardando y confinando la acción del fuego para que no se extienda muy deprisa o se pare antes de invadir otras zonas.
- Medidas activas: Fundamentalmente manifiestas en las instalaciones de extinción de incendios
Para
conseguir una fácil y rápida evacuación de los ocupantes del edificio, las
diversas normativas determinan el ancho mínimo de los pasillos, escaleras y
puertas de evacuación, las distancias máximas a recorrer hasta llegar a un
lugar seguro, así como disposiciones constructivas (apertura de las puertas en
el sentido de la evacuación, escaleras con pasamanos,...). También se
establecen recorridos de evacuación protegidos
(pasillos y escaleras), de modo que no solamente tienen paredes,
suelo y techo resistentes a la acción del fuego, sino que están decorados con
materiales incombustibles. Las disposiciones llegan a determinar que un tramo
de escaleras tendrá un mínimo de tres escalones, para evitar caídas.
Para
retardar el avance del fuego se divide el edificio en sectores de
incendio de determinados tamaños máximos, sectores limitados por paredes,
techo, suelo y puertas de una cierta resistencia al fuego. En la
evacuación, pasar de un sector a otro, es llegar a un lugar más seguro. Todo
edificio, completo, ha de ser también un sector de incendio para evitar que el
fuego pase a los edificios colindantes.
Se sabe
que Nerón, cuando reconstruyó Roma tras el incendio, obligó a que las
medianeras de las casas fueran de piedra, para evitar que en lo futuro se
repitiese un desastre así. Es la primera noticia que se tiene del
establecimiento de algo semejante a lo que ahora se conoce como "sectores
de incendio".
Medios activos
Se dividen
en varios tipos.
Detección:
Mediante detectores automáticos
(de humos, de llamas o de calor, según las materias contenidas en el local) o
manuales (timbres que cualquiera puede pulsar si ve un conato de incendio).
Alerta y
Señalización:
Se da aviso
a los ocupantes mediante sirenas o alarmas audiovisuales y se señalan con
letreros en color verde (a veces luminosos) las vías de evacuación. Hay
letreros de color encarnado señalando las salidas que no sirven como recorrido
de evacuación. También debe de haber un sistema de iluminación mínimo,
alimentado por baterías, que permita llegar hasta la salida en caso de fallo de
los sistemas de iluminación normales del edificio.
Los sistemas
automáticos de Alerta se encargan también de avisar, por medios electrónicos, a
los bomberos. En los demás casos debe encargarse una persona por teléfono.
Extinción:
Mediante agentes
extintores (agua, polvo, espuma, nieve carbónica), contenidos
en extintores o conducidos por tuberías que los llevan hasta unos
dispositivos (bocas de incendio, hidrantes, rociadores) que pueden
funcionar manual o automáticamente.
Presurización
de escaleras:
Por otra
parte, y en la edificación de mediana a gran altura, es ampliamente utilizado
el método de presurización de las cajas de escaleras a fin de
mantener una presión estática muy superior a la existente en los
pasillos de los pisos. Este artificio es necesario para que los humos a alta
temperatura no se desplacen hacia el interior de las escaleras, lugar destinado
a la expedita evacuación de los ocupantes del edificio, además de evitar un
posible efecto de tobera debido a la menor densidad propia de los humos, lo que
provocaría una aceleración en la propagación del incendio y su difícil manejo.
Este método de presurización se realiza mediante ventiladores
industriales de tipo axial, de gran caudal, que generan una circulación
desde la parte inferior de la edificación hasta un respiradero superior. Cabe
recordar que para que este método surta efecto, las puertas
cortafuego deben mantenerse cerradas siendo para ello lo más apropiado las
puertas pivotantes.
Normativas
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